Se considera que un edificio evaluado puede poseer un marcado déficit en su calidad térmica, hay que evitar que el usuario esté condenado a vivir en condiciones térmicas precarias, o someterlo a un gran costo energético durante la vida útil de la vivienda, privándolo de la posibilidad de hacer un uso racional de la energía. Las estrategias bioclimáticas que se adopten sobre un modelo de balance térmico, deben observar que estas medidas implican un fuerte ahorro de energía auxiliar y una considerable disminución de la potencia necesaria para calefaccionar la vivienda.
De acuerdo a la situación demográfica-urbana de la provincia y a la radiación típica en las zonas semidesértica, es posible entender la gran demanda de viviendas nuevas. El sistema constructivo de las mismas, en su mayoría, está conformado por estructura de hormigón armado, cerramientos opacos verticales de ladrillón macizo, cerramientos traslúcidos con marcos de madera y cubiertas livianas de chapa por el exterior y cielos rasos de machimbre por el interior.
Estas condiciones resultan apropiadas para incorporar a las viviendas sistemas solares pasivos de calefacción.