CUBIERTAS LIVIANAS
Condiciones reales de uso y estrategias de mejoramiento térmico-energético bioclimático para viviendas en la ciudad de Mendoza.
Es importante evaluar la calidad térmica por medio de mediciones in-situ.
En el requerimiento energético necesario que tienen la mayoría de los usuarios para lograr condiciones de confort por medio de un balance energético, es importante la realización de un sondeo cualitativo de las sensaciones termo-lumínicas de las personas dentro de estos edificios.
Se considera que un edificio evaluado puede poseer un marcado déficit en su calidad térmica, hay que evitar que el usuario esté condenado a vivir en condiciones térmicas precarias, o someterlo a un gran costo energético durante la vida útil de la vivienda, privándolo de la posibilidad de hacer un uso racional de la energía.
Las estrategias bioclimáticas que se adopten sobre un modelo de balance térmico, deben observar que estas medidas implican un fuerte ahorro de energía auxiliar y una considerable disminución de la potencia necesaria para calefaccionar la vivienda.
De acuerdo a la situación demográfica-urbana de la provincia y a la radiación típica en las zonas semidesértica, es posible entender la gran demanda de viviendas nuevas.
El sistema constructivo de las mismas, en su mayoría, está conformado por estructura de hormigón armado, cerramientos opacos verticales de ladrillón macizo, cerramientos traslúcidos con marcos de madera y cubiertas livianas de chapa por el exterior y cielos rasos de machimbre por el interior.
Estas condiciones resultan apropiadas para incorporar a las viviendas sistemas solares pasivos de calefacción.
La tecnología solar pasiva es el conjunto de técnicas dirigidas al aprovechamiento de la energía solar de forma directa, sin transformarla en otro tipo de energía, para su utilización inmediata o para su almacenamiento sin la necesidad de sistemas mecánicos ni aporte externo de energía, aunque puede ser complementada por ellos, por ejemplo para su regulación.
Las tecnologías que usan bombas o ventiladores consumen una significativa cantidad de energía para su funcionamiento y por ello se clasifican dentro de las tecnologías solares activas.
Algunos sistemas solares pasivos pueden, no obstante, consumir una pequeña cantidad de energía necesaria para activar compuertas, relés, interruptores u otros dispositivos que mejorarían el rendimiento de estos sistemas en la recolección, almacenamiento y uso de la energía solar.
Aplicaciones:
La tecnología solar pasiva incluye sistemas con ganancia directa e indirecta para el calentamiento de espacios, sistemas de calentamiento de agua basados en termosifón, el uso de masa térmica y de materiales con cambio de fase para suavizar las oscilaciones de la temperatura del aire, cocinas solares, chimeneas solares para mejorar la ventilación natural y el propio abrigo de la tierra. También incluye otras tecnologías como los hornos solares o las fraguas solares, aunque estos requieren cierto consumo de energía para alinear espejos concentradores o receptores e históricamente no han demostrado ser muy prácticos o rentables para uso extensivo. Esto es relativo a la energía fotovoltaica.
Beneficios:
Los sistemas solares pasivos se caracterizan por requerir poco o ningún coste para realizar su trabajo, muy reducido para su mantenimiento y no emiten gases de efecto invernadero durante su funcionamiento.
Esto no impide que haya que seguir trabajando optimizando los sistemas para obtener un mayor rendimiento y beneficio económico.
El ahorro y la eficiencia en el consumo de la energía reducen el tamaño de una instalación (ya sea renovable o convencional) y redunda en un mayor beneficio económico si son criterios que se consideran desde el principio.
Las tecnologías solares pasivas ofrecen importantes ahorros, sobre todo en lo que respecta a la calefacción de espacios.
Combinadas con tecnologías solares activas, como la energía solar fotovoltaica, pueden convertirse, además, en una excelente fuente de ingresos.