DECORACION ZEN
Para los que buscan crear un mundo interior sumido en un remanso de paz en el cual poder reflexionar y descongestionarse luego de un duro día en la “jungla urbana”, el estilo decorativo Zen es seguramente la respuesta indicada.
La intención de mostrar el estilo zen, es dirigir y considerar especialmente los efectos y las claves del estilo, para conocer lo que la filosofía Zen pretende en la organización y en la toma de decisiones en el momento de imprimir personalidad a nuestro mundo interior.
Muchos maestros orientales hicieron que en Occidente se pudiera acceder a la práctica real con la presencia de una visión global del Zen en Europa. El origen se encuentra en el budismo, pero su mensaje ha perdurado hasta nuestros días debido a su significado universal. Estas raíces universales no conocen de sistemas, ideologías, razas o fronteras.
Se trata del conocimiento de uno mismo por lo que no se acerca tampoco a la religión, puesto que no se compone de dogmas. Es la realidad de la vida, incluso más allá de ésta, la búsqueda de su sentido a través de la experiencia del cuerpo y del espíritu.
Este movimiento decorativo busca crear ambientes de armonía con un sutil toque masculino para el logro de la paz interior a través del equilibrio.
Para alcanzar dicho equilibrio es fundamental la utilización de pocos objetos, dándole un papel principal a los materiales naturales, potenciando la presencia de aromas y creando ambientes sosegados en los que los tonos blancos o la gama pastel, grises, ocres y beige sean los protagonistas, aunque se puede otorgar un poco más de intensidad, pequeñas pinceladas de rojo o verde son admitidas pero en muy pequeñas dosis.
El estilo busca la máxima simpleza posible. Con la potencia de las líneas rectas, será posible huir de adornos innecesarios y concentrarnos en elementos de baja altura. Todo ello buscando el orden por encima de las demás cosas.
Para los materiales naturales, la madera, y en concreto el uso de la haya, por supuesto, es primordial, pero también es importante potenciar el uso de la piedra, bambú, mimbre o papel.
Los muebles utilizados deben enfatizar la máxima simplicidad en sus líneas de diseño.
Es primordial huir de curvas y barroquismos que no encajen de forma natural. Siempre las rectas invitan al orden por fuera y por dentro.
Lo que se pretende en una casa Zen es que podamos movernos sin obstáculos.
No hay que olvidar la iluminación dentro de las diferentes habitaciones. El ambiente que queremos lograr será suave y sensual y esto lo alcanzaremos con la luz indirecta.
La iluminación debe ser indirecta, y los puntos de luz deben estar en la medida de lo posible escondidos o disimulados, concederá climas más suaves y sensuales. Las paredes de estos espacios no requieren de elementos complementarios, y para los accesorios decorativos podemos optar por la madera o el cristal. Pero el número de éstos será muy reducido.
El orden es esencial, nunca hay que olvidarlo. La ornamentación excesiva es totalmente contraproducente para encontrar paz y armonía espiritual.