VIVIR EN EL PIEDEMONTE MENDOCINO
Imponente, se asoma entre montañas, vegetación y cielo azul.
Una vivienda asentada sobre una zona residencial frente a la Cordillera de los Andes. Pensada para captar la luminosidad y el paisaje circundante. La topografía se aprovecha en beneficio de una integración fluida inmersa en las magnificas vistas, con carácter y conciencia con el todo.
La presencia de visuales hacia la maravillosa Cordillera de los Andes, y la forma longitudinal del terreno, determinaron el desarrollo de este proyecto, utilizando el paisaje como una prolongación exterior de la intimidad de los espacios interiores.
Prioritariamente se puso el acento en la predilección de sus habitantes por la vida al aire, para ello se trabajó cada uno de los espacios en armonía con el paisaje, grandes ventanales funcionales a la contemplación, filtrando la luz o dejándola entrar.
La casa se compone de dos cuerpos: uno corresponde a los espacios comunes, salón, comedor, cocina, despensa, con orientación noroeste. El otro, orientado al suroeste, cubre las zonas de uso reservado, dormitorios y baño.
En el nexo entre los dos cuerpos se pensó la circulación vertical, con una escalera de madera, que conduce a una de las mejores partes de la vivienda.
En el piso de arriba se encuentra el reino de las conexiones visuales paradisíacas: el estudio, el dormitorio principal, baño, vestidor, balcón hacia el Este y una terraza con vista al Oeste, que permite disfrutar de la cordillera y de los viñedos de la bodega aledaña en primer plano.
El efecto de las conexiones visuales se percibe desde el momento mismo de acceder al hogar: la mirada atraviesa todo el espacio interno, llega al jardín y hasta la montaña, referentes visuales que delimitan la casa. Un lujo. Especialmente para quienes disfrutan de las actividades de montaña.
Espíritu sustentable
El desafío se instaló en el deseo de lograr una vivienda estilo mendocino, de muros anchos, semejante a la construcción típica de nuestro campo: el rancho, con elementos de la arquitectura mediterránea, pero sometiéndola a los preceptos de la arquitectura sustentable o de energías renovables.
Esta manera de concebir la arquitectura genera beneficios económicos, sociales y ambientales. Garantiza la calidad de la construcción y una sana administración de los recursos. La construcción más recomendable para una determinada zona debe cumplir con principios ambientales que se deducen luego de un análisis del lugar.
Las orientaciones, la posibilidad de tener ventilación cruzada, la aislación térmica, son algunas y simples herramientas fundamentales para desarrollar estrategias óptimas, especialmente en zonas donde el clima impone exigencias especiales, como es el caso de la provincia de Mendoza.
Por ejemplo, estudiar el recorrido del sol y su incidencia se vuelve fundamental para aprovechar su energía y de acuerdo a ello, disponer la construcción de la mejor manera. Una buena orientación permite ahorrar gas y energía eléctrica.
Con respecto al agua, se hizo especial uso de aguas grises, una manera para reciclar el agua usada en la casa y distribuirla luego en el riego de la propiedad. En el jardín se destaca la vegetación nativa propia de climas semidesérticos, evitando un excesivo uso del recurso hídrico.
Es importante destacar la incorporación de energías renovables a la construcción, como colectores solares para la calefacción y para el agua caliente.